Gatos y niños

Miro con ternura al gato que se sienta a mi lado cada noche, mientras escribo estas líneas. Da igual que sean las 24:00 h. o las 2, está ahí, haciéndome compañía. Lo se, por que cuando recojo y me voy a acostar, se viene conmigo, se tumba a los pies de mi cama y se acurruca a retomar su sueño.

Y pienso incrédula, como habrá personas que pueden deshacerse de un animal, abandonándolo a su suerte en la calle; hay quienes incluso cuelgan en internet videos en los que maltratan animales, y lo llaman diversión.

Deseo entonces que estos personajillos, por llamarles cariñosamente, a parte de que tengan penas de cárcel, no tengan, ni en presente ni en futuro, hijos, porque imagino el tipo de educación que les darán a esos pobres niños, y en el adulto en el que se convertirán, y me da escalofríos.

Puedo entender que no quieras sacrificar tus vacaciones o tus sillones, que no te gusten y no puedas convivir con un animal, pues no lo compres, o no lo adoptes… no son juguetes, de los que mañana me canso y regalo o tiro; piensa que cualquier animal vive varios años y que cuando decides llevarlo a tu casa es porque vas a cuidar de él y lo vas a atender  hasta el final de sus días.

Así que, si no lo vas a querer como se merece, mejor no lo tengas… aunque te estarás perdiendo el disfrute de una compañía sin igual y del gran bien que te puede hacer a ti y a tu familia. Las personas que se crían con animales de compañía son además de más responsables, más risueñas y felices.

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