Los abuelos

  Los abuelos son esa figura entrañable y cariñosa a la que solemos asociar gran parte de los recuerdos de nuestra infancia. Actualmente, además, se han convertido en muchos hogares, en una ayuda indispensable para los padres, ante la dificultad de conciliar vida laboral y familiar, y más en el caso de múltiples, cuando faltan manos a la hora de la comida, el baño o simplemente para tomarse un respiro.

 Por ello, los padres, tenemos dos labores básicas:
- Primero inculcar en nuestros hijos, el cariño y respecto hacia sus abuelos, fomentando su relación desde bebés. Los abuelos, a través de sus cuentos, canciones y "batallitas", además de mantener las tradiciones populares, les enseñan que ellos y sus padres también fueron pequeños y que las cosas no siempre han sido tal y como las conocen ahora. De igual manera que el abuelo sepa escuchar al niño y que le dedique toda su atención, le hace sentir al pequeño muy importante y valorado.
- Segundo, es buena idea, acordar pautas de enseñanza y no delegar en los abuelos todo el cuidado de nuestros hijos; los abuelos, en su papel, no deben sustituir la figura paterna y en ningún caso deben anular su autoridad. Hay que tener en cuenta que los abuelos desempeñan una función distinta a la que deben realizar los padres y que no tiene porqué recaer en ellos la educación principal de nuestros hijos. Los abuelos deben tener el papel de "abuelos", aportando cariño y cercanía mientras que cuidan, protegen y enseñan, siendo su relación mucho más relajada, convirtiéndose a menudo en divertidos compañeros de juegos y cómplices de las aventuras de nuestros pequeños.

  En cualquier caso, siempre es interesante escuchar su opinión, construida sobre la experiencia y valorar que son un regalo para los niños, a pesar de los problemas que puedan surgir en algunas ocasiones debido a criterios educativos distintos, cuestiones básicas que han cambiado de su época a la actual, o simplemente el llamado choque generacional. Como en cualquier relación, el respeto mutuo es imprescindible para su buena marcha.

  Me parece importante resaltar también, el agradecimiento que les debemos, por la inestimable ayuda que nos prestan y por todo lo que nos han regalado en esta vida. Así que quiero animar a que les dediquemos tiempo (que no sientan que sólo recurrimos a ellos cuando no tenemos con quién dejar a nuestros hijos), que nos acompañen en vacaciones o días libres, que mantengamos conversaciones telefónicas usuales y largas, en las que impliquemos a los niños, máxime cuando estamos lejos.

  El comportamiento que tengamos hacia nuestros padres, será el que estemos inculcando a nuestros hijos para el día de mañana, cuando nosotros nos convirtamos en abuelos de los hijos de nuestros hijos.

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