Las madres y padres de hoy, no nos conformamos con que nuestros hijos sean un estándar y además de que alcancen con nota alta los objetivos marcados en el horario lectivo del Colegio, les obligamos a practicar más deporté, más horas de idiomas o más actividades artísticas.
En muchas ocasiones además, los extensos horarios laborables de los padres no permiten llegar a tiempo a la salida del Colegio y, entre unas cosas y otras, pocos son los niños que después del colegio no acuden a clases extraescolares.
Tenemos tendencia a sobrecargar el tiempo libre de nuestros hijos, sin dejarles ratos de juego, sosiego y descanso, a sumar horas de ocupación y restar tiempo de ocio. La vuelta al colé y el ritmo tan acelerado que les imponemos, contrasta bruscamente con el estado de relax de las vacaciones, provocándoles situaciones de estrés y ansiedad emocional.
Si bien las actividades extraescolares son a veces inevitables, intentemos apuntarles a aquellas que más les gusten, que ellos sienta que son ratos de ocio, no simplemente un aparcamiento, no busquemos aumentar de forma exponencial sus estudios o cualidades porque la sobrecarga puede tener efectos totalmente adversos.
No podemos pretender que los más pequeños sigan nuestro ritmo, ellos precisan de rutina y obligaciones pero también de horas para jugar, descansar y pasar en familia.
Intentemos un equilibrio entre obligaciones y ocio. Dediquemos un tiempo a diario para charlar con nuestros hijos, para realizar actividades juntos y si no hay horas suficientes en el día, aprovechemos los trayectos, la hora del baño o la cena.
Y no olvides ese beso de buenas noches, entremeterles la sábana, arroparles, ni el de despedida en la puerta del colé, ni el de bienvenida a casa, su refugio, vuestro hogar.
Intentemos un equilibrio entre obligaciones y ocio. Dediquemos un tiempo a diario para charlar con nuestros hijos, para realizar actividades juntos y si no hay horas suficientes en el día, aprovechemos los trayectos, la hora del baño o la cena.
Y no olvides ese beso de buenas noches, entremeterles la sábana, arroparles, ni el de despedida en la puerta del colé, ni el de bienvenida a casa, su refugio, vuestro hogar.
Yo creo que usted o ustedes tienen demasiada razón por lo tan yo yo creo que las familias deberían compatibilizar el trabajo y las clases
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