El Misterio de Velázquez

 Hace poco tuve que comprar, para la asignatura de Lengua de mis hijas, el libro escrito por Eliacer Cansino: "El misterio de Velázquez".

  El libro fue editado en 1998, tras recibir el premio Lazarillo en 1997, y narra las peripecias de Nicolás Pertusato, un niño italiano que, por su condición de enano, es repudiado por su padre y enviado para servir en la corte del Rey Felipe IV de España, donde establece una especial amistad con el al pintor de cámara Velázquez, al que ayuda con su famoso cuadro: Las Meninas

  Es, por tanto, un libro de ficción, con tintes históricos. De ahí, que para añadir el gusto por la lectura, más allá de la obligatoriedad de la asignatura, me dediqué a separar los hechos reales de imaginados y plasmados por el escritor y les hice un recorrido por el Madrid, donde realmente vivió y murió el insigne pintor.

  Ciertamente, la Casa del Tesoro, fue la vivienda de Don Diego de Velázquez y su mujer Juana Pacheco, desde 1652 hasta su muerte. Se trataba de un edifico anexo, perpendicular al Real Alcázar (lo que hoy es el Palacio Real), dentro de una ampliación y remodelación que en el siglo XVI se realizó sobre el mismo para albergar al rey y toda su corte. Durante el reinado de Felipe V, la Casa del Tesoro fue remodelada para instalar en su interior la Biblioteca Real, antecedente de la Biblioteca Nacional y durante el reinado de José Bonaparte, toda la extensión fue derriba y hoy ocupa su lugar la Plaza de Oriente, donde en su número 3, en 1990 el Ayuntamiento de Madrid colocó una placa conmemorativa en la que puede leerse:  junto a este lugar estuvieron la Casa del Tesoro donde vivió DIEGO DE SILVA VELAZQUEZ desde 1652 hasta su muerte en 1660 y el obrador en que pintó LAS MENINAS

  Cuando falleció Velázquez, el 7 de Agosto de 1660, sus restos fueron trasladados a la cercana Iglesia de Iglesia de San Juan Bautista y que fue demolida entre 1810 y 1811 (dentro de la ejecución del plan de urbanismo, ordenada por José Bonaparte,  sobre los alrededor del y actual Palacio Real, Calle Bailen, Plaza de Oriente...) sin percatarse de que con la desaparición de la iglesia, se perdían también los restos del pintor. Hoy en la conocida Plaza de Ramales puede verse un monolito que recuerda que en algún lugar de la plaza reposa los restos del insigne pintor y que está presidido una cruz de la Orden de Santiago, que el Rey Felipe IV concedió a Velázquez, y cuyo hábito viste Velázquez en su autorretrato en el cuadro de Las Meninas.

Os recomiendo, como curiosidad en esta misma plaza, admirar la Virgen de Rinconera (imagen de la Virgen Dolorosa), única en Madrid (ya que durante el siglo XIX y XX fueron despareciendo), situada en la fachada del Palacio de Ricardo Agustín, de 1922.

Y llegados a este punto no dejéis de contemplar el atardecer en uno de los rincones más bonitos de Madrid, entre la Catedral de la Almudena y el Palacio Real.

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