Estábamos de veraneo por la costa valenciana y nos recomendaron la visita a esta bonita Villa con casas pintorescas de colorida fachada, ubicada entre El Campello y Benidorm (Alicante).
Conocida por sus playas de arena fina, por la fiesta de Moros y Cristianos –declarada de interés Turístico Internacional -que se celebra el 29 de Julio (y que tenemos pendiente de conocer)- y por sus fábricas de chocolate, la más conocida: CHOCOLATES VALOR.
La fábrica y MUSEO DE CHOCOLATES VALOR bien merece una visita, sólo su olor de principio a fin es divino para los amantes del cacao. Está situado en la Avda. Pianista Gonzalo Soriano, 13 (www.valor.es/museo) y la entrada es gratuita aunque aconsejan, para no exceder el aforo, coger tickets en una máquina expendedora a la entrada con algo de antelación (nosotros fuimos en Julio, cogimos las entradas para una media hora posterior y nos fuimos a desayunar a una cafetería justo enfrente).
La visita, guiada, consta de tres partes:
- Museo: donde te muestran la historia familiar de la creación de la marca Valor y las técnicas más antiguas de fabricación, empaquetado y transporte.
- Recorrido panorámico por el interior de la fábrica, en pleno proceso y proyección audiovisual en sala donde te muestran el “Viaje del chocolate” desde la selección del cacao hasta su elaboración.
- Chocoshop, degustación y venta de productos exclusivos de Chocolates Valor.
Es curiosa y a los niños (y no tan niños) nos gustó como para recomendarla.
Duración: aproximadamente una hora, más lo que quieras entretenerte en tienda.
Horarios de visita guida de L a V: de 11:00 a 19:00 (con pase cada hora, aunque a las 10:00 y a las 13:00 el pase es en inglés. Sábados de 11:00 a 13:00 (a las 10:00 en inglés). Domingos y festivos cerrado. Para más información: www.valor.es/museo
Para comer nos fuimos a la Cala de los Estudiantes, a unos quince minutos en coche, al Chiringuito Nuevo Varadero, donde habíamos encargado una paella. La cala es pequeñita y con piedras (el baño no es muy apetecible) pero el chiringuito está bien y tiene una agradable y coqueta terraza (a un lado de la cala) para comer mirando al mar. (De entrante a los peques les encantaron los nachos caseros)
Desde allí, recomiendo aparcar en el parking del mismo Paseo marítimo de Villajoyosa, para pasear tranquilos admirando las casas de colores y el bonito atardecer en la playa.
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