Recuerdo como si fuera ayer aquel primer día de colegio, que viví con cierta angustia. Mis dos pequeños se enfrentaban por primera vez al "cole de mayores", y desde hacía días, lo iban pregonando, a diestro y siniestro, como si de una fiesta se tratara. Pero llego el día y adiviné en sus caritas una especie de mueca -entre sonrisa y llanto- y, aunque les iba relatando lo fantástico de ese día, atisbaba en su mirada un rayito de incredulidad: realmente ¿aquello iba a ser tan divertido?.
Les acompañé, cada uno en una mano, (con su pequeña mochila a la espalda, el uniforme y sus zapatos relucientes y nuevos, ¡parecían dos niños grandes!) y aunque me mostraba entusiasmada, cuando deposité aquellas manitas en otras, desconocidas para todos, y me despedí deprisa, intuyendo en mi nuca su mirada...lloré. Y seguí llorando los siguientes días, sobre todo aquellos en los que, agarradas a mi falda, me suplicaban que no me fuese, y tenía que separarlas, agachada hasta su altura, y con la voz entrecortada insistir en lo maravilloso de ese día y lo prontito que llegaría la hora de recogida.
Y con el paso de los días, puntual como siempre a la salida, les veía venir contentos y de camino a casa, jubilosas, relataban sobre su clase, sus profesores y amigos; los días de difícil despedida se fueron diluyendo, los zapatos dejaron de relucir, y el uniforme se acortó...y yo empecé a respirar tranquila.
Y con la confianza que da la experiencia, y con el pensamiento en aquellos padres, a los que ahora les toca ¡el primer día de cole!, les recomiendo que no lo paséis tan mal como yo, porque aquellos bebés, que un día estuvieron en nuestros brazos, frágiles y dependientes, correrán y se alejarán, sin por ello despegarse.
Y volverán, crecerán y nos enseñarán lo aprendido, siendo nosotros y no ellos, los que recordemos con nostalgia su primer día de cole.
"Solo existen dos legados perdurables que podemos confiar en dejar a nuestros hijos. Uno son las raíces, el otro, las alas..."
C.LASBURY
Uf yo no podría...supongo que llegará ese momento alguna vez, pero espero que cuanto más tarde mejor. Si no les veo preparados o lo van a pasar mal no les voy a llevar, como sé que no es obligatorio escolarizar hasta los 6 años tengo un buen margen para esperar a que estén preparados y me lo pidan.
ResponderEliminarNo te lo recomiendo, cuanto más pequeños mejor se adaptan. Y al final te aseguro que es más duro para ti que para ellos, que en el fondo y con tres añitos van a jugar y, salvo días malos, se lo pasan bien. Ya te iré contando.
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